Organizar un viaje siempre plantea quebraderos de cabeza (qué visitar, dónde alojarse, dónde y qué comer), así que para que tu viaje a Roma sea perfecto es importante tener en cuenta algunos aspectos.
Antes del viaje es importante organizar ya sean los itinerarios como las visitas a los museos, los mejores restaurantes para comer…etc. Gracias a internet podemos hacer una búsqueda completa de todo ello, desde la elección de un alojamiento bien situado y que se ajuste a tus necesidades, por ejemplo en webs como la de venere.com, hasta la compra online de entradas para los principales museos y sitios turísticos, lo que nos permitirá ahorrarnos las interminables colas, que en meses de calor pueden hacer que la espera sea particularmente dura.
Pero si por algo se caracteriza Italia es por su deliciosa comida, en esta ocasión nos centramos en la cocina típica de la capital que merece la pena que pruebes en tu visita.
La cocina romana está influenciada por multitud de tradiciones gastronómicas, siendo una de ellas la judía. De ella, la gastronomía del Lacio ha tomado los carciofi alla giudea y los filetti di baccalá. El primero es un sencillo plato a base de alcachofas fritas con aceite de oliva, y el segundo consiste en filetes de bacalao fritos en mantequilla.
El entrante estrella de todo restaurante romano que se precie son las bruschette, sencillo plato consistente en pan tostado, aceite, ajo y sal, muy en la línea de nuestro pan con aceite y ajo.
Tres primeros platos romanos clásicos son los bucatini all’amatriciana, una pasta en forma de tubo acompañada de una salsa de tomate, guanciale (taquitos de carne de cerdo), queso pecorino de la zona y pimienta; los spaghetti alla carbonara, salsa hecha base de huevo, guanciale, pecorino y pimienta; y los gnocchi alla romana, aritos de harina de sémola al horno y cocidos en leche, aderezados con queso y yemas de huevo.
De segundo plato no te puedes perder el abbacchio alla romana, guiso de cordero con patatas asadas salteado en aceite, ajo y jamón en taquitos. La porchetta d’Ariccia y los saltimbocca alla romana son otros dos platos muy típicos romanos. El primero tiene origen en Ariccia, un pueblo a las afueras de Roma y es carne cerdo hecha al horno con hierbas aromáticas, sal y pimienta. En cambio, los saltimbocca son rollitos de carne, jamón y salvia, deliciosos.
Para el postre, no debemos dejar de pedir el timballo di ricotta, que lleva queso ricotta, azúcar, limón, coñac, huevo y canela al horno; la pizza de Pascua -masa de pan horneada con azúcar, mantequilla, yema de huevo y sal- o los helados y granizados.
