La chef alicantina es una defensora a ultranza del AOVE, en el que basa su cocina
Era la “más tragona” de los cinco hermanos. A María José San Román siempre le gustó comer bien y sus recuerdos de infancia están asociados a los aromas que desprendía la fábrica de galletas de su padre y a los sabores de Asturias, donde vivían sus abuelos maternos.
Autodidacta y de afición tardía, confiesa que su primer estímulo para cocinar fue su marido, que continuamente la retaba con la creación de nuevos platos. Así fue formándose en los fogones de manera curiosa y autodidacta.
La chef lleva años investigando en torno a productos de nuestra gastronomía como el azafrán (materia en la que es considerada experta a nivel internacional); el pan, para lo que posee su propio obrador; y el aceite de oliva virgen extra, del que es defensora a ultranza y en el que basa su cocina.
Orgullosa de su tierra, la alicantina manifiesta sentirse cómoda con el arroz, al que quiere sacarle “todo el jugo”. Por este motivo, en su restaurante Monastrell, distinguido con una estrella Michelin, elabora paellas con arroces integrales, con legumbres, con bogavante azul, caldosos, etc.
Inquieta y entusiasta, María José San Román es hoy en día, una de las grandes damas de la gastronomía nacional.
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